Lúcido explorador del alma humana, el director sueco Ingmar Bergman volcaba en sus diálogos profundas reflexiones sobre la incomunicación, la familia, la identidad, la muerte o el miedo. Fue uno de los directores más influyentes del cine europeo, admirado y respetado por cineastas de todo el mundo, Bergman dejó como legado una filmografía que retrataba las luces y sombras del alma humana con un estilo muy personal. Un sello propio que este mes recordaremos a través de cuatro de sus mejores películas.
La primera sesión tendrá lugar el 9 de marzo con Persona, un magistral drama donde una enfermera, que cuida a una actriz que ha perdido la capacidad de hablar, descubrirá que la personalidad de ambas están cada vez más unidas. El 20 de marzo se proyectará El séptimo sello, primera colaboración entre Bergman y el actor Max von Sydow, quien da vida a un caballero que reta a la muerte a una partida de ajedrez, y el 25 llega Gritos y susurros, el reencuentro entre tres hermanas que reabrirá heridas del pasado con una fascinante puesta en escena marcada por el uso del color rojo y la oscarizada fotografía de Sven Nykvist.
Fanny y Alexander, último largometraje cinematográfico dirigido por Bergman, cerrará la programación el 28 de marzo con la historia de dos pequeños que deben adaptarse a las rígidas normas del nuevo marido de su madre. El film nació en realidad como un proyecto de más de cinco horas por lo que el cineasta tuvo que reducir el metraje hasta las tres horas de duración. Existe la versión extendida como mini serie de televisión.