Después de escapar de un club nocturno de Shangai, donde unos mafiosos trataron de matarle para conseguir una valiosa estatuilla de un antiguo emperador, el intrépido arqueólogo Indiana Jones abandona la ciudad en una destartalada avioneta junto a Willie, la cantante del local del que ha huido, y su joven ayudante. Tras un accidentado vuelo, los tres acaban en la India, donde visitarán el palacio real tratando de resolver el misterio de los niños que han sido raptados de un pequeño poblado cercano.
Aunque entendida como una secuela de En busca del arca perdida, Indiana Jones y el templo maldito es en realidad una precuela que ocurre unos años antes. Un film oscuro que tuvo que lidiar con la censura en algunos países y en el que Spielberg volcó muchas de las referencias cinéfilas con las que se había criado, desde títulos de aventuras como Gunga Din o Jungle Girl, incluyendo guiños al cine musical y la comedia slapstick.
Spielberg tuvo que rodar varias semanas sin Harrison Ford, que tuvo que ser operado de una hernia discal, y utilizó a su doble de acción, Vic Armstrong . En el rodaje el director conoció a su actual esposa, Kate Capshaw, que se hizo con el personaje de Willie (nombre prestado del perro de Spielberg), superando la competencia con Sharon Stone, una de las aspirantes. Capshaw se basó en la Katherine Hepburn de ‘La reina de Africa’ (John Huston, 1951) y la Irene Dunne de ‘Dos en el cielo’ (1943) para su interpretación. David Fincher fue el director de fotografía en las secuencias con matte paintings, algo que no es de extrañar pues el director de ‘Seven’ ya participó con Lucas en ‘El retorno del Jedi’.