Trish y su hermano Darry van a pasar unos días a casa de sus padres, lo que significa hacer un largo y aburrido trayecto en coche. Mientras atraviesan una solitaria carretera, Darry ve a un extraño personaje arrojando un bulto. Creyendo que se podría tratar de un cadáver, el joven convence a su hermana para que se acerquen a la casa para ver qué está ocurriendo. Allí descubrirá que se trata del hogar de una monstruosa criatura que despierta cada pocos años para alimentarse de la gente a la que caza.
Francis Ford Coppola produce esta pequeña joya de terror, construida sobre la base de una road movie hábilmente escrita, con uno de los personajes más inquietantes que ha dado el género en los últimos años. Una voraz criatura que se dedica a alimentarse de seres humanos.
La magnífica factura de la película, con un ritmo perfecto y una trama bien consolidada con el trabajo de sus actores, le ha dado un puesto de honor entre los títulos imprescindibles del cine de terror contemporáneo.
La pegadiza canción de Jeepers Creepers no fue creada para la banda sonora. Se trata de un tema compuesto por Harry Warren en 1938, con letra de Johnny Mercer, para la película Going Places, donde era interpretada por Louis Armstrong. La versión que se puede escuchar en esta película de terror es una versión cantada por Paul Whiteman y su banda de swing. La canción también ha sido interpretada por Frank Sinatra o Tony Benett, entre otros.