Durante un experimento en el que se intenta manipular a unas babosas genéticamente, para que se puedan usar en transplantes de órganos, un científico se infecta con estas criaturas que le convierten en un asesino. Una chica que vive en su mismo edificio será la primera víctima.
El primer largometraje oficial de David Cronenberg ya mostraba algunas de las perturbadoras imágenes y criaturas que iban a poblar buena parte de su filmografía. El film contó con la colaboración del director de comedias Ivan Reitman, que ayudó a Cronenberg a supervisar el guión y participó como productor. Puede que sea a él a quien debamos la peculiar idea de que los parásitos se propaguen entre sus víctimas a través del contacto sexual.