Cuando era todavía un niño, Michael mató a su familia durante la noche de Halloween. Tras ser detenido, el niño fue internado en un centro psiquiátrico donde ha pasado quince años. Pero nada ha conseguido acabar con los instintos asesinos del joven que consigue huir de su celda y volver a su antiguo barrio, donde no tarda en apuñalar a todos cuantos se cruzan en su camino.
John Carpenter abrió oficialmente el género de los slashers con asesino en serie gracias a esta pequeña obra maestra del terror donde un psicópata huye del manicomio para volver a su antiguo barrio. Curiosamente, el presupuesto mínimo con el que contaba esta producción, rodada en apenas tres semanas, marcaría la historia. Carpenter tuvo que rehacer el guión para concentrar la acción en una sola noche, por eso eligió Halloween, y la famosa máscara del asesino era en realidad una careta de William Shatner haciendo del Capitán Kirk de 'Star Trek', elegida porque era la más barata de la tienda. Simplemente se le dio a la careta una capa de pintura blanca y se retocó el hueco de los ojos. Después de ver el film, Christopher Lee se arrepintió de no haber aceptado el papel del doctor Lumis.