A principios de los años setenta, Sam Rothstein dirige un importante casino de la mafia en Las Vegas. Su principal función es controlar el funcionamiento del negocio y garantizar que sus jefes mantengan las ganancias. Para cuidar de que nadie intervenga en su trabajo, los jefes de Sam le ponen un protector: el violento Nicky Santoro.
Tras ocho magníficas películas y más de veinte años de colaboraciones, Robert De Niro y Martin Scorsese trabajaron juntos por última vez en este violento retrato de dos mafiosos que se instalan en Las Vegas para hacerse con el control del mejor casino de la ciudad.