Un compositor, capaz de venderle su alma al diablo para conseguir el éxito, es desfigurado y enviando a la cárcel de forma injusta por culpa de un productor sin escrúpulos que pretende robarle su música. Cuando consiga salir de prisión, el hombre no dudará en emprender una terrible venganza.
Gamberra adaptación musical de El fantasma de la ópera, ambientada en el cruel mundo de las discográficas. Puro delirio visual en el que no faltan guiños cinéfilos a títulos como Psicosis, Sed de mal y Frankenstein. Un verdadero film de culto que surgió de la mente de Brian de Palma cuando escuchó una horrible versión de la música de los Beatles que se utilizaba como hilo musical de un ascensor y pensó que la industria discográfica era capaz de estropear cualquier cosa con tal de ganar dinero. Cinco años después, en 1974, el guión se convertía en realidad.